Ha explotado la bomba de tiempo fabricada o permitida por todos los dominicanos, la descomposición social, diversos factores de corrupción e impunidad han calado en la nueva mentalidad de la sociedad dominicana. Vivimos en la tierra de sálvese quien pueda, lejos del respeto a las leyes y a la constitución de la República, estamos marcados por la criminalidad y la confabulación en todos los órdenes y niveles.
En los últimos tiempos asesinan con toda normalidad en cualquier lugar del país a ciudadanos indefensos, productivos y decentes, quienes mueren víctimas de la delincuencia y de la complicidad, que involucra a miembros de la policía nacional que participan entre otras, en bandas dedicadas al crimen organizado, quienes roban, atracan, asaltan y matan a quienes se resisten a que realicen sus trabajos.
Peor aún hay quienes desde hace varios años están dedicados al sicariato cuya forma de vida apaga otras tantas por unos cuantos pesos.
No es justo que todo suceda en nuestras caras todos los días y no enfrentemos con efectividad y carácter tales desgracias, el sistema ha fracasado, está lleno de injusticia social e inequidades que poco a poco acaban nuestra existencia.
Las situación está desbordada, se ha perdido la fe, estamos acorralados, no hay confianza en la seguridad nacional, vivimos en un repudiable estado de nervios, exaltados, psicorrigidos, agobiados, atribulados y más que nada abandonados a nuestra suerte.
Las muertes que se producen ya no son sólo por vejez, enfermedad o accidentes, ahora son inesperadas, violentas, sangrientas; basta con estar en el lugar y la hora equivocada, en la ruta indeseable de la criminalidad, amparada por la falta de energía eléctrica en las noches y madrugadas, reforzada por algunas autoridades se supone deberían luchar contra los antisociales y no ser parte de ellos.
Qué ha cambiado en nuestra sociedad, qué debemos hacer, por qué hay tanto silencio y complicidad entre nosotros, a qué le tememos, dónde está la gallardía y bravura que nos caracterizan, es que ahora somos masoquistas, indiferentes, inhumanos o es que ya no existe el compromiso nacional.
Vemos cómo cada día nos atropellan con leyes impositivas reducen nuestros ingresos, calidad de vida, oportunidades y nada pasa.
Las instituciones bancarias usan nuestros dineros a su antojo, cobran cada servicio, explotan nuestros ahorros, no nos pagan por eso y nada pasa.
Los supermercados aumentan desprorcionadamente los precios de las mercancías básicas, nos venden la basura y las bolsas plásticas pesadas al precio de los productos pagamos y nada pasa.
Aumentan los precios de los combustibles y cargan con dos pesos adicionales a los consumidores finales y nada pasa.
Se cobran todos los impuestos establecidos por ley y nadie reporta en qué se gastan los dividendos, no se sabe cuánto recurso del pueblo queda en las manos de quienes lo manejan, vemos cómo los políticos se enriquecen a costa del pueblo y no pasa nada.
La seguridad social, ni es segura ni es social, los dominicanos no gozan de planes de salud confiables, las garantías tienen un precio muy alto, estamos obligados a pagar cuotas adicionales por la mayoría de los servicios de salud, las ARS mega enriquecen a sus anchas y nadie dice nada.
La canasta básica tiene un valor mínimo de 22 mil pesos, mientras que la mayoría de los sueldos de nuestra gente está por debajo de los 6 mil, obligando a la mayoría a buscar los restantes 16 mil por la vía que entienda más expedita y nadie dice nada.
El desempleo abruma a la juventud salidas de las aulas y no existen planes para cambiar la perspectiva de las próximas generaciones, acrecienta la falta de oportunidades laborales que crea inestabilidad familiar y violencia.
No existen controles regulen a los comerciantes inescrupulosos deciden los precios de los productos perjudicando al mercado nacional.
Algo está durmiendo a la sociedad dominicana, ya no nos asombramos de nada y aceptamos o admitimos con facilidad cualquier cosa se le ocurra a la burguesía, qué está ocurriendo, por qué hemos perdido nuestros valores éticos y morales, qué sociedad nos espera, por qué somos tan injustos con nosotros mismos, es que el amor no existe?
Todos somos responsables de las desgracias del pueblo por permitir que se maneje el estado como si fuera una empresa privada al servicio de nuestros mandatarios, por aplaudir cada millonario se buscó lo suyo en las ancas estatales sin que por eso haya un solo preso obligado a devolver lo robado.
Sí somos culpables, responsables de lo que ha ocurrido en algo más de 50 años de vida supuestamente democrática y transparente que sólo ha originado producto de las injusticias sociales formas de vida de alta peligrosidad que amenaza la paz pública.
Sí somos culpables.
josesanchezm1@yahoo.com
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