foto.La reelecta presidenta de Argentina's Cristina Fernández se limpia las lágrimas durante
BUENOS AIRES (AP) — La presidenta Cristina Fernández afirmó que no es "presidenta de las corporaciones" en el discurso inaugural de su segundo mandato consecutivo para el que fue juramentada el sábado en una ceremonia en la que hizo repetidas referencias a su fallecido esposo y antecesor.
La mandataria también apostó por la integración de su país a Sudámerica para blindarlo de la crisis del mundo desarrollado.
"Juro por Dios, por la Patria y sobre los santos evangelios desempeñar el cargo de presidenta de la nación y hacer observar... la Constitución argentina; si así no lo hiciere que Dios, la patria y él me lo demanden", dijo la mandataria, de 58 años, la primera mujer reelegida en América Latina, con los ojos llenos de lágrimas ante el pleno de la Asamblea Legislativa. La última referencia fue a Kirchner, fallecido en octubre de 2010.
El hasta ahora ministro de Economía, Amado Boudou, asumió a su vez como vicepresidente y titular del Senado.
Fernández, que gobernará hasta 2015, ingresó al recinto de la Cámara de Diputados escoltada por sus hijos Máximo y Florencia.
De riguroso luto, como desde que falleció el ex presidente Kirchner (2003-2007), la gobernante lució un vestido de vuelo entallado con un ancho cinturón y mangas de encaje transparentes.
Fernández y Boudou juraron ante el saliente vicepresidente Julio Cobos, quien se distanció de la presidenta desde hace más de dos años y cuya presencia en la ceremonia había sido puesta en entredicho por el oficialismo.
La gobernante recibió de su hija menor Florencia Kirchner la banda presidencial y luego tomó el representativo bastón de madera de urunday, con el escudo nacional de oro y detalles en plata.
Al dirigirse a la asamblea, la mandataria afirmó que "no es un día fácil" porque "pese a la alegría ... falta algo y falta alguien", en una nueva referencia a su fallecido marido.
Elogió las políticas económicas que aplicó su fallecido marido y ella en los últimos cuatro años al señalar que situaron al país en condiciones más favorables de cara a los desafíos que se avecinan.
Mencionó los 11.000 millones de dólares que había de reservas en el Banco Central en 2003, cuando asumió Kirchner y aún perduraban las secuelas de la grave crisis por el impago de los compromisos de deuda del país, y los comparó con los 46.368 millones de dólares actuales que permitieron "soportar cinco corridas bancarias, alentadas por corporaciones".
"Yo no soy la presidenta de las corporaciones, soy la presidenta de los 40 millones de argentinos", dijo enérgicamente Fernández, lo que generó una ovación de pie de los legisladores oficialistas.
La mandataria señaló que durante esas cinco fugas de capitales el Banco Central vendió 15.897 millones de dólares con tal de contener la devaluación instigada por sectores que, sin especificar, intentaban condicionar sus políticas.
Fernández también consideró positivamente que Argentina se haya volcado hacia Sudamérica, porque consideró que "en la integración regional está una de las mejores defensas contra un mundo difícil y plagado de desafíos". La gobernante agradeció expresamente "la ayuda de Venzuela por su colaboración en un momento difícil" en referencia al acercamiento de ese país cuando Kirchner tuvo que lidiar con un país quebrado.
Fernández le deseo al presidente venezolano "Hugo Chávez su restablecimiento, aunque ya está bastante restablecido". Chávez canceló a última hora su participación en la ceremonia debido a las graves inundaciones registradas en Venezuela por intensas lluvias.
Fernández, cuyo primer gobierno se caracterizó por políticas de expansión de la economía y de incremento del gasto, aumento de salarios y jubilaciones, asignación de ayudas a familias pobres y el superávit comercial, afirmó que en su próximo mandato buscará crear empleo y un esquema "de sintonía fina", consistente en aplicar distintas medidas según el sector.
Anunció la creación de una secretaría de comercio exterior que trabajará coordinadamente con la de comercio interior, ya en funcionamiento.
También se creará una subsecretaría de competitividad, que, según señaló, es el "gran desafío de esta etapa que viene", con el fin de "generar mayor valor agregado y mayor innovación".
Al destacar la política de derechos humanos que permitió reanudar los juicios a los represores de la última dictadura militar (1976-1983) durante la gestión de Kirchner y la suya, Fernández dijo sentirse orgullosa de ser presidente de un país "líder" en esa materia.
La gobernante, que como es habitual no leyó su discurso, instó a la justicia a que cuando asuma el poder el próximo presidente en 2015, Argentina haya "dado vuelta definitivamente a una página tan trágica de nuestra historia".
Fernández destacó la figura de la presidenta de Brasil Dilma Rousseff, presente en la ceremonia, al recordar que de joven estuvo encarcelada a causa de la represión militar también vivida en Brasil y "hoy ocupa el sillón de uno de los países más importantes del mundo".
Además de Rousseff, en los palcos del Congreso, se ubicaron los presidentes de Uruguay, José Mujica; de Bolivia, Evo Morales; de Chile, Sebastián Piñera; de Paraguay, Fernando Lugo; de Guatemala, Álvaro Colom; y de Honduras, Porfirio Lobo.
En representación de España estuvo el príncipe de Asturias y de Estados Unidos la secretaria de Trabajo, Hilda Solís, y el asesor presidencial Daniel Restrepo.
También participaron de la ceremonia legisladores, funcionarios, gobernadores, políticos de la oposición y artistas, mientras frente al parlamento estaban concentrados miles de militantes de sindicatos, organizaciones políticas y sociales.
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