BAGDAD (Reuters) - Diez personas murieron cuando unos hombres armados con cinturones explosivos irrumpieron el domingo en un edificio de la policía antiterrorista en la ciudad iraquí de Ramadi, dijeron responsables policiales.
El ataque en la provincia de Anbar, de mayoría suní, se produjo tras varias semanas de bombas contra objetivos chiíes tras la erupción de una crisis política que ha amenazado con romper el gobierno de coalición y ha elevado los temores de una renovada violencia sectaria.
El asalto en Ramadi, que una vez fue blanco frecuente de Al Qaeda, supuso un nuevo desafío para las fuerzas de seguridad iraquíes sin el apoyo de las tropas de Estados Unidos, que se retiraron totalmente a mediados de diciembre, casi nueve años después de la invasión que derrocó a Sadam Husein.
Seis hombres armados, tres policías y un civil murieron en el asalto al edificio de la policía de Ramadi, que alberga una unidad antiterrorista y una cárcel, mientras que otras 18 personas resultaron heridas, dijeron fuentes oficiales y hospitalarias.
Uno de los atacantes detonó su cinturón explosivo en la entrada del edificio y otros trataron sin éxito tomar rehenes pero los intensos disparos de las fuerzas de seguridad en el interior les hicieron desistir, según las autoridades.
Tres hombres armados murieron por los disparos, y tres se inmolaron, el último tras ser rodeado por las fuerzas de seguridad en un tejado, dijeron responsables.
Ramadi, capital de la mayoría suní musulmana en la provincia de Anbar, fue testigo de algunos de los peores hechos de violencia durante el apogeo de la guerra que siguió a la invasión llevada a cabo en 2003. La ciudad era el corazón de la insurgencia suní vinculada a Al Qaeda.
La violencia en Irak ha disminuido desde que registró su punto máximo con la masacre sectaria en 2006-2007, pero los insurgentes suníes y las milicias chiíes rivales siguen llevando a cabo ataques casi a diario. Los insurgentes a menudo atacan edificios del gobierno local y las fuerzas de seguridad.
El ataque en Ramadi se produce un día después de que un atacante suicida mató a más de 50 personas e hirió a más de 100 más en un ataque contra peregrinos chiíes que pasaban por un puesto de control policial en la ciudad de Basora, en el sur del país.
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