domingo, 5 de febrero de 2012

Un artista japonés esculpe el espacio con luz y sonido

Foto de Archivo
BERLÍN (Reuters) - Una deslumbrante sala blanca solo llena con una ola de sonidos contrasta con una habitación oscura atravesada por un cono de luz en la primera exposición individual del artista japonés Ryoji Ikeda.
Ikeda, conocido por sus composiciones de sonido electrónico e instalaciones audiovisuales, creó las obras específicamente para las dos enormes salas asimétricas superiores del museo de arte contemporáneo de Berlín, el Hamburger Bahnhof.
El título de la exposición "db" (abreviatura de decibelio) hace referencia a esa simetría y a los polos opuestos como brillante y oscuro, lleno y vacío, que le apasionan y los ejecuta a través de su obra.
"No puedes ver la música o tocar la luz, pero llenan todo el espacio", dijo a Reuters en una entrevista.
Ikeda, de 45 años, explora frecuentemente en sus obras cómo esculpir el espacio con sonidos y luz y habla de sus proyectos "arquitectónicos". En París y Barcelona, por ejemplo, ha proyectado varios haces de luz hacia el cielo, como rascacielos de luminosidad.
Las instalaciones de Ikeda parecen minimalistas, con los objetos - un altavoz y un proyector - ocupando solo una parte del gran espacio. Cada sala cuenta con 700 metros cuadrados.
Sin embargo, el artista los llama "maximalistas" ya que la exposición intensa de luz y el sonido llenan y transforman el espacio entero, mezclando todo lo demás y envolviendo al espectador.
"El gran altavoz emite solo un tono pero llena el espacio y ese sonido parece venir de todas las direcciones", afirmó, refiriéndose a la sala blanca. "A medida que te mueves por el espacio, creas una oscilación en el sonido, tu propia música".
Del mismo modo, afirmó, que la luz blanca en la sala negra es muy fuerte y "contiene toda la información", es decir, todos los colores del espectro.
EXPERIENCIA EMOCIONAL
Ikeda se niega a ser fotografiado y rara vez concede entrevistas, prefiriendo que su arte hable por sí solo.
El artista, vestido con ropa oscura y con gruesas gafas de montura negra, dijo que este desagrado por la publicidad podría derivarse de su educación en Japón, donde las personas están obligadas a contenerse y ser modestas.
Ikeda asegura que no quiere que los visitantes del museo lleguen con una idea preconcebida de sus obras y que traten de comprender racionalmente sino que vivan una experiencia emocional.
"Una exposición debería ser como un concierto, es una actuación en directo", dijo Ikeda, que ahora vive en París con su esposa francesa y su hijo. "Cuando vas a un concierto, no preguntas por lo que quiere decir Mozart, solo disfrutas de la experiencia".



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