lunes, 27 de agosto de 2012

Halladas 17 personas decapitadas en el sur de Afganistán

Halladas 17 personas decapitadas en el sur de AfganistánLos talibanes han decapitado como castigo a diecisiete personas, entre ellas dos bailarinas, …
KANDAHAR, Afganistán (Reuters) - El presidente afgano, Hamid Karzai, acusó el lunes a los talibanes de decapitar a 17 personas, incluyendo dos mujeres, en la volátil provincia de Helmand, en un ataque que recuerda los días más oscuros de los islamistas antes de ser derrocados en 2001.

 El mandatario ordenó una investigación completa del "asesinato masivo" que un responsable local dijo que fue un castigo a los asistentes, de ambos sexos, a una fiesta con música y baile.
 "Este ataque muestra que hay miembros irresponsables entre los talibanes", dijo Karzai en un comunicado.
 Los talibanes negaron que hubiesen tomado parte en el ataque, que según la oficina de Karzai tuvo lugar en el distrito de Kajaki, en la provincia del sur del país. 
"Las víctimas fueron asesinadas cuando los talibanes atacaron en una fiesta nocturna con música y baile", dijo a Reuters Nimatulah, gobernador del vecino distrito de Musa Qala. 
Hombres y mujeres no se mezclan habitualmente en Afganistán a no ser que sean parientes, y las fiestas en las que participan ambos sexos son inusuales y se mantienen en secreto.
 Las muertes, que se dieron a unos 75 km al norte de la capital provincial, Lashkar Gah, se producen al comienzo de unas 24 horas violentas para las autoridades afganas y de la OTAN, en la que 10 soldados afganos murieron en un ataque insurgente masivo, también en Helmand, mientras que dos soldados estadounidenses murieron a manos de un soldado afgano. 
"Las víctimas celebraban una fiesta con baile y música cuando los talibanes atacaron", dijo el domingo por la noche Nimatulah, que sólo tiene un nombre, a Reuters. 
UN NUEVO REVÉS PARA LA OTAN 
El portavoz talibán Qari Yusuf, que supervisa el suroeste del país, negó la implicación de grupo. "Hablé con nuestros comandantes en esas localidades y no saben nada de lo sucedido", dijo a Reuters.
 Durante sus cinco años en el poder, que acabaron cuando fueron derrocados por fuerzas afganas respaldadas por Estados Unidos, llevando a la actual guerra encabezada por la OTAN, los talibanes prohibieron a las mujeres votar, la mayoría de los trabajos y salir de sus casas si no iban acompañadas por sus maridos o un pariente varón.
 Aunque esos derechos han ido volviendo, Afganistán sigue siendo uno de los peores países del mundo para ser mujer.
 Algunas libertades democráticas también se han visto vulneradas, en lo que los grupos de derechos temen que sea un esfuerzo para alcanzar una reconciliación política y un reparto de poder con los talibanes. 
En junio, talibanes armados entraron en un hotel próximo a un lago cerca de Kabul exigiendo saber dónde estaban "las prostitutas y proxenetas" durante una fiesta, dijeron testigos. Veintidós personas fueron asesinadas. 
El grupo dijo que había lanzado el ataque en el lago Qarga porque el establecimiento se usaba para "fiestas salvajes".
 El portavoz del gobernador de Helmand, Daud Ahmadi, dijo que se había enviado a un equipo a la zona de los asesinatos para investigar.
 En otro revés para la OTAN, un soldado afgano disparó hasta la muerte el lunes a dos militares estadounidenses en el este del país, en el último de una serie de asesinatos que han puesto a prueba la confianza entre los aliados antes del traspaso de poder a las fuerzas de seguridad afganas en 2014. 
Las muertes en la provincia de Laghman elevan a 12 el número de soldados extranjeros asesinados este mes, lo que llevó a la OTAN a aumentar la seguridad contra los ataques internos, incluyendo una petición para que los militares lleven armas cargadas en todo momento en la base.
 El Gobierno afgano dijo la semana pasada que volverá a examinar los expedientes de los 350.000 policías y soldados para ayudar a frenar los ataques contra el personal de la OTAN, pero acusó a los "espías extranjeros" de instigarlos.
 Los comandantes de la OTAN han restado importancia a la amenaza de la infiltración, señalando que la mayoría de los tiroteos de debieron al estrés o a diferencias personales entre los afganos y sus consejeros occidentales que terminaron a punta de pistola, un fenómeno frecuente en Afganistán.

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