(Reuters) - Respirar aire contaminado estaría relacionado con una mayor posibilidad de sufrir un ataque cardíaco días después, indica un análisis francés de estudios previos.
Investigadores dirigidos por Hazrije Mustafic, del Centro de Investigación Cardiovascular de París, hallaron que los ataques cardíacos son levemente más comunes ante niveles elevados de todos los contaminantes, excepto el ozono, informa Journal of the American Medical Association.
El equipo observó 34 estudios que comparaban el riesgo de ataque cardíaco, o infarto de miocardio, ante varios niveles de inhalación de contaminantes industriales o relacionados con el tránsito, incluidos monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno y otras partículas.
Los informes incluían a entre 400 y más de 300.000 personas. Los infartos habían sido confirmados por registros hospitalarios y de enfermedad y muerte.
"Todos los principales contaminantes del aire, con la excepción del ozono, estuvieron altamente asociados con el incremento en el corto plazo del riesgo de infarto de miocardio", escribieron los autores.
Para la mayoría de contaminantes, un aumento en la concentración de 10 microgramos por metro cúbico de aire -el estándar típico usado para evaluar daño y que es prácticamente indetectable para una persona que respira ese aire- estaba vinculado con entre un 1 y un 3 por ciento de incremento en la posibilidad de sufrir un ataque cardíaco la siguiente semana.
"Aún cuando los riesgos relativos son bajos comparados con los factores de riesgo tradicionales como el tabaquismo, la hipertensión o la diabetes, en realidad todo el mundo está expuesto a aire contaminado en los países industrializados", dijo a Reuters Health Mustafic.
Por ello, incluso pequeños efectos pueden sumar, añadió. Cuando las personas inhalan aire contaminado, partículas diminutas pueden llegar a los sacos dentro de los pulmones y ser transportadas por el torrente sanguíneo hasta el corazón, explicó la experta.
Los contaminantes además afectarían la capacidad de los vasos sanguíneos de expandirse y contraerse -con el fin de mantener constante la presión sanguínea-, un efecto al que los investigadores culpan de la creciente evidencia de que los días con mucha polución están ligados a mayor riesgo de accidente cerebrovascular (ACV).
"Si uno reúne la evidencia, claramente los cambios diarios en la concentración de partículas hacen una leve pero importante diferencia en términos de aumentar la susceptibilidad a eventos cardiovasculares", dijo Sanjay Rajagopalan, que estudia polución y salud cardiovascular en la Ohio State University en Columbus.
"Esto parece ser así sobre todo para los individuos con enfermedad cardíaca preexistente", dijo a Reuters Health Rajagopalan, quien agregó que las personas en riesgo deberían minimizar su exposición a los contaminantes lo máximo posible.
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