Quito, 17 sep (EFE).- Los incendios en varias provincias de Ecuador se han multiplicado en el último mes, avivados por fuertes vientos y una sequía que, según los pronósticos meteorológicos, continuará hasta octubre.
Para el director de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgo (SNGR) de la provincia de Pichincha, Paúl Sánchez, los incendios forestales han puesto al límite la capacidad de respuesta, aunque indicó que el país está preparado para hacer frente a "un mes más" de este tipo de dificultades.
Hasta el momento, los incendios han arrasado unas 10.000 hectáreas de bosques, sobre todo en la zona andina del norte y centro, así como en algunas regiones costeras, según la SNGR, que en su estadística registra un muerto por este tipo de hechos.
El Gobierno ecuatoriano ha declarado una situación de emergencia en nueve provincias del país, aunque una de las más afectadas ha sido Pichincha, cuya capital es Quito.
Sólo en el distrito metropolitano de la capital, unos 1.000 efectivos de los cuerpos de bomberos, las Fuerzas Armadas y la Policía, entre otras instituciones, han tenido que redoblar los esfuerzos para hacer frente a los incendios que han afectado los valles aledaños a la ciudad y focos en el interior de la urbe.
Sánchez indicó en entrevista con Efe que lo que más le preocupa de los incendios es el lugar donde se han producido, sitios de difícil acceso, donde no han podido llegar los equipos para apagar el fuego a tiempo, incluso los helicópteros que han sido destinados para apoyar la labor de los bomberos.
Mencionó, por ejemplo, que uno de los incendios de los últimos días se produjo en una quebrada con una inclinación de hasta 40 grados en pendiente y que desde el aire los helicópteros no podían hacer mucho porque enfrentaban fuertes vientos que dificultaban sus sobrevuelos.
Contó también que se han reportado 14 incendios en un sólo día y casi de forma simultánea, lo que para él es algo "terrible".
"No podemos llegar a algunos sitios", pero hay que "combatir todos los incendios" que se produzcan, señaló el director provincial de la SNGR.
Aunque prefirió no dar cifras sobre gastos y pérdidas causadas, ya que "por ahora se está trabajando en la respuesta" frente a los incendios, Sánchez destacó la acción coordinada y conjunta de los distintos organismos involucrados en la atención de la emergencia.
Tampoco quiso referirse al origen de los incendios, cuya investigación está a cargo de la Fiscalía, pero señaló que de comprobarse que algunos de ellos han sido activados de forma intencional y "de mala fe", eso sería "una locura, un crimen".
Para atender la emergencia en Quito, donde se han producido centenares de incendios en el último mes, la SNGR ha contado con el apoyo de bomberos de otras localidades y hasta ayuda de Colombia, que ha proporcionado dos helicópteros con dispositivos para lanzar agua y materiales contra incendios desde el aire.
Sánchez dijo que el asunto se complica porque los incendios se han producido en varias regiones, aunque lo "más visible" ha sido lo ocurrido en Quito.
En las últimas horas se han reportado incendios en el sector de Chiriboga, cerca de Quito por el sur; en la zona aledaña al volcán Cotopaxi y en la provincia de Imbabura, en el norte de la sierra andina.
Sánchez dijo que este tipo de fenómenos, más allá del impacto ambiental, hay que verlo "como una oportunidad para aprender" y emprender acciones que permitan "estar preparados" y para que "el próximo año no se repitan".
Asimismo, destacó la actitud de las comunidades afectadas por los incendios, que "se han organizado" y demostrado que es posible hacer una "acción común" para protegerse de este tipo de hechos.
Para Sánchez, se debería reproducir en las zonas vulnerables el sistema de vigilancia que se ha aplicado en los volcanes Tungurahua y Pichincha, donde son miembros de los asentamientos cercanos los que brindan el servicio de vigilancia y alerta temprana.
"De lo que se trata es de crear una cultura de seguridad, una cultura de riesgo", porque "vivimos en un país que está bajo todas las amenazas: incendios, inundaciones, sismos, erupciones...
Lo único de lo que nos salvamos es de los huracanes y tifones", apostilló.
Hasta el momento, los incendios han arrasado unas 10.000 hectáreas de bosques, sobre todo en la zona andina del norte y centro. EFE
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