Washington, Cuando esta semana la ministra de Economía francesa, Christine Lagarde, enumeró los puntos fuertes de su candidatura a la dirección del Fondo Monetario Internacional (FMI) no dudó en destacar que el ser mujer es uno de ellos. Me presento ante ustedes como una mujer, con la esperanza de contribuir a la diversidad y equilibrio de esta institución, dijo el jueves en Washington ante los 24 miembros del consejo ejecutivo del FMI la que aspira a ser la primera directora del Fondo.
Nombrada en 2007 primera ministra de Economía de Francia, Lagarde se sumaría a un creciente club de mujeres poderosas, como la canciller alemana, Angela Merkel, y la jefa de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton.
El FMI sigue estando dominado por hombres, con sólo seis mujeres entre sus 30 principales ejecutivos. Además, sólo el 21,5 % de los directivos en la institución son mujeres, frente al 32 % en su institución hermana, el Banco Mundial, y el 26 % en Naciones Unidas.
Lagarde no cree en la imposición de cuotas para lograr un mayor equilibrio entre ambos géneros, pero sí considera esencial el que haya más mujeres en puestos de máxima responsabilidad.
Famosa por su discreta elegancia y su debilidad por los pañuelos de seda y los trajes Chanel, la madre de dos hijos divorciada de 55 años cree que nunca debería de haber demasiada testosterona en la misma habitación.
Si se les deja solos, los hombres tienden a crear líos, dijo en febrero pasado al diario británico The Independent.
En su opinión, el colapso financiero de 2008 fue fruto, en parte, del espíritu agresivo, avaricioso y alto en testosterona dominante en el mundo de las finanzas.
De ahí que defienda una mayor presencia femenina, que considera positiva siempre y cuando, eso sí, las mujeres acepten ser ellas mismas y no se dediquen a los juegos de chicos, según explicó en mayo a la columnista del diario The New York Times Maureen Dowd.
Nacida en París el primero de enero de 1956, la mayor de cuatro hermanos varones confiesa que uno de sus modelos femeninos fue su madre, una profesora de francés, latín y griego clásico que se quedó viuda cuando Lagarde tenía 16 años.
El otro referente es una socia mayor que ella del bufete de abogados de Chicago en el que trabajó durante dos décadas, de la que no da el nombre pero a quien describe como una profesional sólida que se pintaba los labios antes de recibir a los clientes.
Ninguna de ellas exageraba su feminidad. No intentaban embelesar o subirse un poco la falda para que se les viesen las rodillas pero eran mujeres, explicó a The New York Times en mayo.
Lagarde conoce bien la sensación de ser la única en una reunión que no lleva traje y corbata pero asegura que nunca ha sido víctima de acoso.
Su metro ochenta y su complexión atlética -fue durante años miembro del equipo nacional francés de natación sincronizada- disuadirían a cualquier potencial acosador.
Expertos como Kenneth Rogoff, ex economista jefe del FMI, piensa que lo ocurrido con el ex director gerente del organismo, el también francés Dominique Strauss-Kahn, que dimitió del cargo en mayo tras ser acusado de intento de violación, subraya lo "estupendo" que sería el tener a una mujer en esa posición.
Claro que, según Rogoff, el género no es la única ventaja de Lagarde: es admirable, políticamente astuta y con una gran personalidad.
En las reuniones de finanzas en todo el mundo recibe prácticamente trato de estrella de rock, dijo Rogoff tras conocer su candidatura.
Otros como Sarah Wynn-Williams, portavoz de la organización Oxfam, son menos entusiastas.
La verdad es que me da igual el que sea o deje de ser mujer, dijo a Efe la activista, quien calificó el esperado triunfo de Lagarde como una coronación y no un proceso democrático.
Nada ha cambiado. El ganador de este proceso se conocía antes de empezar, afirmó.
El único rival de Lagarde es el gobernador del Banco Central mexicano, Agustín Carstens, que a falta de unos días para que se conozca el nombre del ganador, que se anunciará para el 30 de junio, no ha recabado apoyo suficiente para vencer a su contrincante.
El FMI ha estado dirigido por un europeo desde su creación, en virtud de un pacto de caballeros que otorga la presidencia del Banco Mundial a un estadounidense.
Cuatro de los diez directores gerentes del FMI han sido franceses: Pierre-Paul Schweitzer, Jacques de Larosière, Michel Camdessus y Strauss-Kahn, que lideraron la institución durante 36 de sus 65 años de funcionamiento. EFE
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