martes, 20 de septiembre de 2011

Restos de satélite por caer a tierra; La NASA no sabe dónde

Esta imagen suministrada por la NASA muestra el satélite UARS acoplado al brazo robótico
CABO CAÑAVERAL, Florida, EE.UU. (AP) — Los científicos de la NASA están estrujándose los sesos para determinar dónde caerá un satélite de seis toneladas en los próximos días.
Ocurre que si los cálculos están apenas equivocados, la diferencia del lugar de impacto podría ser tan amplia como entre Miami y Nueva York o entre India e Irán.
Localizar dónde y cuándo caerán los desechos espaciales es una ciencia imprecisa. Por ahora, los científicos pronostican que caerá entre el jueves y el sábado, pero la zona de impacto abarca casi todo el planeta.
No es necesario ponerse a cubierto. El satélite se desintegrará en pedazos y los científicos calculan que las probabilidades que le caigan en la cabeza a alguien son demasiado bajas.
Según se sabe, los desechos espaciales nunca han herido a nadie. Ni tampoco se han reportado daños materiales significativos. Eso se debe a que la mayoría de la superficie terrestre está cubierta por agua y hay vastas regiones de espacios vacíos.
Si alguien se topa con lo que supone es la pieza de un satélite, la NASA pide que no se toque: La agencia espacial dice que aunque no contiene sustancias tóxicas, pero podría tener bordes afilados. Además es propiedad del gobierno estadounidense, por lo que es ilegal conservarlo como recuerdo o venderlo por eBay. La NASA aconseja que se reporte a la Policía.
El satélite de investigación lanzado hace 20 años presumiblemente se desintegrará en más de cien trozos al entrar en la atmósfera y, aunque la mayoría se quemarán, se calcula que 26 de los trozos metálicos más pesados caerán a Tierra.
El mayor pesará unos 135 kilogramos (300 libras) y los fragmentos podrían dispersarse en un área de 800 kilómetros (500 millas) de largo.
Jonathan McDowell no está preocupado aunque está en la zona de posible impacto... junto con la mayoría de los 7.000 millones de habitantes del planeta. Trabaja en el Centro de Astrofísica del Centro Harvard-Smithsonian en Cambridge, Massachusetts.
"Hay cosas pesadas que caen del cielo casi todos los años", observó. Hasta ahora este año, precisó, han caído dos etapas de cohetes rusos.
En cuanto a la probabilidad de que le dé a alguien, "es muy escasa", dijo McDowell. "Por eso no me calzaré mi casco ni me esconderé debajo de una roca".
En total, se calcula que caerán 545 kilogramos (1.200 libras) y que los trozos mayores serán de titanio, acero inoxidable o berilio. Eso representa el 10% de la masa del satélite UARS, siglas en inglés de Satélite de Investigación de la Atmósfera Superior, lanzado en 1991.

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