Un hombre murió tiroteado el lunes en el quinto día de una ola de violencia en Egipto que ha dejado un saldo de 50 muertos y llevó al presidente islamista a declarar el estado de emergencia. |
EL CAIRO (Reuters) - Un hombre murió tiroteado el lunes en el quinto día de una ola de violencia en Egipto que ha dejado un saldo de 50 muertos y llevó al presidente islamista a declarar el estado de emergencia en un intento por poner fin a una ola de agitación que sacude al mayor país del mundo árabe.
En virtud de los poderes de emergencia anunciados por el presidente Mohamed Mursi para las ciudades de Port Said, Ismailia y Suez el domingo, el Ejército podrá arrestar a civiles y ayudar a la policía a restaurar el orden.
Una fuente del gabinete dijo a Reuters que cualquier juicio sería ante tribunales civiles, pero la medida probablemente enfadará a los manifestantes que acusan a Mursi de usar tácticas de seguridad similares a las que combatieron para derrocar al ex presidente Hosni Mubarak.
La política en Egipto se ha vuelto profundamente polarizada desde hace dos años, cuando se desataron las revoluciones de la Primavera Árabe.
Aunque los islamistas han ganado las elecciones presidenciales y parlamentarias, la dispar oposición se ha unido contra Mursi desde entonces.
A finales del año pasado, intentó expandir sus poderes y tratar de lograr la aprobación de una Constitución de corte islamista a través de un referendo que causó violentas protestas callejeras.
Los contrarios a Mursi le acusan de sabotear la revolución, de escuchar sólo a sus aliados islamistas y de romper la promesa de ser un presidente para todos los egipcios.
Además, afirman que demasiados funcionarios de la era Mubarak se mantienen en sus cargos.
Los islamistas, en tanto, afirman que sus rivales quieren derrocar a través de medios no democráticos al primer líder libremente elegido en Egipto.
Algunos grupos de la oposición han llamado a más protestas en El Cairo y otras ciudades el lunes para conmemorar el segundo aniversario de uno de los días más sangrientos en la revolución que se inició el 25 de enero de 2011 y que terminó con el Gobierno de mano dura de Mubarak 18 días después.
Cientos de manifestantes en Port Said, Ismailia y Suez, ciudades emplazadas en el económicamente vital Canal de Suez, se volcaron en contra de la decisión de Mursi del domingo sólo momentos después de las palabras del presidente. Activistas en esas localidades han prometido que desafiarán el toque de queda que comenzará a las 9 p.m. hora local (17:00 GMT).
La inestabilidad en Egipto ha causado preocupación en las capitales occidentales, donde a los funcionarios les inquieta la dirección que pueda tomar un actor regional clave que ha firmado un tratado de paz con Israel.
LLAMAMIENTO AL DIALOGO
La agitación política ha sido exacerbada por la violencia en las calles vinculada con una resolución judicial que dictó la pena de muerte a hinchas de fútbol condenados por su participación en los disturbios en un estadio hace un año.
El lunes en El Cairo, la policía lanzó gases lacrimógenos contra manifestantes que arrojaban piedras en y alrededor de la plaza Tahrir, la cuna del levantamiento contra Mubarak.
Un transeúnte de 46 años murió por un disparo, dijo una fuente de seguridad en el Ministerio del Interior. No estaba claro quién disparó la bala.
"Queremos derribar al régimen y poner fin al Estado controlado por los Hermanos Musulmanes", dijo Ibrahim Eisa, un cocinero de 26 años, protegiendo su cara del gas lacrimógeno.
Mursi, que llegó a la presidencia impulsado por los Hermanos Musulmanes en las elecciones de junio de 2012, ha pasado por una serie de crisis políticas y manifestaciones violentas, lo que ha complicado su tarea de mejorar la economía y prepararse para unos comicios parlamentarios que cimenten la nueva democracia en unos pocos meses.
"La protección de la nación es responsabilidad de todos. Vamos a confrontar cualquier amenaza a su seguridad con fuerza y firmeza dentro de la remisión de la ley", comentó Mursi, quien ofreció condolencias a las familias de las víctimas en las ciudades de la zona del canal.
El presidente llamó a un diálogo a las 6 p.m. (16:00 GMT) del lunes, al que invitó a una gama de aliados islamistas, así como también a grupos de oposición liberales, izquierdistas y otros para discutir sobre la crisis.
La principal coalición de oposición, el Frente de Salvación Nacional, dijo que no asistirá.
El llamamiento de Mursi a sostener conversaciones es "cosmético y no sustantivo", declaró en una conferencia de prensa Mohamed ElBaradei, uno de los principales miembros de la coalición opositora.
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