En una imagen divulgada por el Vaticano, el papa Benedicto XVI llega en helicóptero. |
AFP Ahora que Benedicto XVI se convirtió en "un simple peregrino", la búsqueda de su sucesor como jefe de la Iglesia católica ha comenzado, en un momento en que las lenguas de los cardenales se sueltan para criticar la gestión de la Iglesia y una renuncia histórica a menudo incomprendida.
Mientras tanto, el que ahora tiene el título de "Papa Emérito" pasó sus primeras 24 horas de ex pontífice mirando televisión, orando y descansando, informó el portavoz de la Santa Sede.
"Llamé esta mañana (viernes) a su secretario, monseñor Georg Gänswein, para pedir noticias: me dijo que Benedicto XVI estaba relajado, que había dormido muy bien, que el ambiente era de serenidad y de paz", relató el padre Federico Lombardi a la prensa.
Mientras que la mayoría de los 115 cardenales con derecho de voto (los que tienen menos de 80 años) arribaron para despedir a Joseph Ratzinger antes de su partida, el decano del colegio de cardenales, Angelo Sodano, convocó por carta a todos los cardenales, con derecho de voto o sin él, para las primeras reuniones preparatorias, llamadas congregaciones generales, que comenzarán el lunes en el Aula Nuova del Sínodo del Vaticano.
Durante estas reuniones se decidirá la fecha del próximo cónclave, que según estimaciones tendrá lugar después del 10 de marzo, con el fin de elegir un nuevo Pontífice a tiempo para que presida las ceremonias de Pascuas, la celebración cristiana más grande. De momento, el cónclave está abierto y no hay un consenso sobre un nombre: al partir, Benedicto XVI, "no dejó un mensaje subliminal", dijo el cardenal capuchino estadounidense, Sean O'Malley, la noche del jueves en Roma.
Pero estas congregaciones generales, que se llevan a cabo a puerta cerrada, son también una oportunidad de poner sobre la mesa varios problemas... lo que puede llevar algún tiempo, según varios vaticanistas.
En estos últimos días, varios cardenales -de Bélgica y de Australia- han expresado lo que muchos de sus pares piensan pero no se atreven a decir en voz alta: su exasperación ante la gestión de la Curia romana.
El 'caso Vatileaks' en 2012 fue percibido como el producto de una pelea entre italianos, que siguen dominando el gobierno de la Iglesia.
A pesar de ser muy respetado por su mensaje religioso, Benedicto XVI ha sido criticado por su mala administración y por no haber logrado poner fin a las luchas internas en el Vaticano.
Su sucesor deberá "tomar en manos la Curia", estimó el miércoles el cardenal belga Godfried Danneels. "Un órgano ejecutivo tiende siempre, más o menos, a convertirse en legislativo, a tomar en mano el poder.
Alguien debe ser capaz de remediar esto", dijo el ex primado de Bélgica, que ha pedido una mayor "descentralización" para el surgimiento de una" cultura de debate (...) casi ausente ".
Según el monseñor Danneels, el Pontífice debe estar rodeado de un "consejo de la corona", compuesto de obispos y cardenales "provenientes de todos los continentes," un lugar "donde se puede hablar de todo".
Entrevistado por la AFP, un cardenal con derecho a voto, ahora jubilado, dijo que el Vaticano II otorgó "instrumentos" para una gestión colegiada, pero poco a poco éstos cayeron en desuso. Benedicto XVI "tenía un temperamento solitario, aislado. Rara vez reunía a su consejo restringido, y era meramente una formalidad", lamentó.
El jefe de la Iglesia Católica en Australia, George Pell, estimó también que "la gestión no era (el) punto fuerte" de Benedicto XVI. "Creo que la gestión (del Vaticano) está asegurada por la mayoría de allegados del Papa y ésta no ha sido siempre brillante.
No revelo nada, es una opinión ampliamente compartida", dijo el cardenal.
Para él, el sucesor "deberá ser capaz de levantar la moral de la Curia romana, y tal vez reforzar la disciplina".
El cardenal George Pell criticó también la renuncia de Benedicto XVI que, según él, establece una "ruptura un poco desestabilizante". "Los que, por ejemplo, estuvieran en desacuerdo con un futuro Papa se verían tentados de lanzar una campaña para empujarlo a renunciar", dijo.
Según fuentes del Vaticano, muchos prelados no comprendieron la decisión de Benedicto XVI, interpretada como un "abandono". Por esa razón el ex pontífice ha explicado en varias ocasiones los motivos de su renuncia.
"La consternación de los tradicionalistas es similar a la de los japoneses que descubrieron en 1945 que el emperador Hirohito no era Dios", comentó el vaticanista Marco Politi en el Fatto Quotidiano.
En una imagen divulgada por el Vaticano, el papa Benedicto XVI llega en helicóptero a la residencia de Castel Gandolfo, cerca de Roma, unas horas antes de su renuncia, el pasado 28 de febrero.
Ahora que Benedicto XVI se convirtió en "un simple peregrino", la búsqueda de su sucesor ha comenzado, en un momento en que las lenguas de los cardenales se sueltan para criticar la gestión de la Iglesia.
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