que la ablación percutánea por radiofrecuencia (APR) prolonga
una década la supervivencia al cáncer de hígado.
Según la investigación, llevada a cabo en Japón, uno de cada
cuatro pacientes con carcinoma hepatocelular tratado con
ablación percutánea por radiofrecuencia (APR) seguía con vida 10
años más tarde.
"Nuestra experiencia clínica de 10 años demuestra que la APR
podría ser curativa en el sitio afectado, lo que prolonga la
supervivencia una década, y con un procedimiento seguro",
concluyen los autores en American Journal of Gastroenterology.
La APR se adoptó mundialmente para tratar pacientes con
carcinoma hepatocelular (CH) que no se puede extirpar. Existen
informes sobre los resultados a cinco años, pero a 10 años son
raros.
En el 2010, Peng et al, de la Universidad Sun Yat-Sen de
Guangzhou, en China, identificó una tasa de supervivencia a 10
años del 33,9 por ciento en 224 pacientes; todos tenían la
función hepática preservada y tumores solitarios pequeños.
Ahora, el equipo de Shuichiro Shiina, de la Escuela de
Graduados de Medicina de la Universidad de Tokio, publica los
resultados asociados con la evolución, la recurrencia y la
supervivencia a 10 años de un grupo de pacientes tratados en su
centro de atención terciaria.
Entre 1999 y el 2009, el equipo realizó 2.982 procedimientos
de APR en 1.170 pacientes con CH primario. Cada tratamiento
incluyó la repetición necesaria del procedimiento para lograr la
necrosis completa del tumor, según imágenes por tomografía
computarizada (TC).
En total, se hicieron 4.514 procedimientos con la ablación
del 99,4 por ciento de los tumores tratados.
Se registraron complicaciones, como perforación intestinal,
hemoperitoneo, infarto hepático o implantes neoplásicos, en el
1,5 por ciento de los procedimientos (67 de 4.514).
El seguimiento duró 38 meses en promedio. Sólo el 3,4 por
ciento de los tumores habían avanzado localmente en 10 años.
Pero la tasa de recurrencia distante fue del 78,1 por ciento
a los cinco años y del 80,8 por ciento a los 10 años.
La supervivencia general fue del 60,2 por ciento a los cinco
años y del 27,3 por ciento a los 10 años. En el 55,8 por ciento
de los pacientes, el CH fue la causa de la muerte.
Los resultados fueron peores en los pacientes con tumores de
entre 2 y 5 centímetros (cm) que con tumores de 2 cm o menos,
pero no en pacientes con tumores de más de 5 cm.
"Esto podría ser porque la cantidad de pacientes con tumores
mayores a 5 cm no eran tantos como para que la diferencia fuera
estadísticamente significativa", comenta el equipo.
En cambio, los autores de un meta-análisis publicado el año
último en Journal of Hepatology hallaron que la APR es la mejor
terapia ablativa para el CH de 2 cm o más, pero no para los más
pequeños.
En resumen, los autores concluyen: "La APR sería un
tratamiento de primera elección para ciertos pacientes con CH
inicial".
Peng et al coincidió el año pasado en European Journal of
Surgical Oncology. "La APR es el tratamiento de primera elección
para pacientes con CH solitario (inferior a) 5 cm y función
hepática preservada. La cirugía puede ser una terapia de segunda
línea (...) cuando la APR no es viable", escribió.
Pero el consenso no es unánime.
En agosto, un equipo de Taiwán publicó que en los pacientes
con función hepática preservada y CH temprano o inicial, la
supervivencia a cinco años era similar con cirugía o APR, aunque
la supervivencia sin enfermedad era superior con la cirugía.
FUENTE: American Journal of Gastroenterology, online 13 de
diciembre del 2011
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