Miembros del Paso Encarnado preparan hoy los tronos en el interior de la carpa situada …
Madrid, 4 abr (EFE).- La Semana Santa en España sigue hoy marcada por las lluvias que caen en el país y que amenazan la salida de las tradicionales procesiones, y por la crisis económica, que ha causado la reducción de los presupuestos para estas fiestas.
Son siete días de pasión religiosa que se han convertido en un atractivo turístico y en una de las señas culturales y artísticas más importantes del país.
Ciudades andaluzas como Sevilla y Málaga o las castellanas Valladolid y Zamora llevan semanas preparando los detalles para compartir en estos días sentimientos religiosos, emociones y tradición.
Pero la lluvia ha sido este año la protagonista en el comienzo de las celebraciones y amenaza con seguir haciéndose notar con una borrasca que recorrerá mañana, Jueves Santo, todo el territorio español después de largos meses de sequía.
Es la lluvia precisamente la que ya ha provocado que algunas procesiones no pudiera salir a la calle desde el pasado domingo.
El riesgo de chubascos obligó a las cofradías sevillanas del Martes Santo a quedarse en sus templos y no arriesgar que sus valiosas tallas religiosas pudieran resultar dañadas.
Los sevillanos, que siguen con fervor y masivamente sus procesiones, al igual que miles de visitantes, esperan que el Viernes Santo no se repita la experiencia del año pasado cuando las fuertes lluvias impidieron salir de sus templos a las seis hermandades que realizan su estación de penitencia durante "La Madrugá", lo que no ocurría desde 1933.
Se trata de la procesión más popular de la popular Semana Santa sevillana en la que los pasos recorren las calles de la capital de Andalucía entre miles de personas y cantos de saetas.
También en Valladolid, otro de los lugares obligados de la Semana Santa española por sus tallas de Gregorio Fernández y Juan de Juni, la lluvia motivó la suspensión de varias procesiones, como la del Santísimo Cristo del Dolor y la Buena Muerte.
Las celebraciones de Semana Santa, que comenzaron este Domingo de Ramos y durarán hasta el Domingo de Resurrección -el día 9 de abril-, tienen lugar en todo el país, aunque con especial arraigo en el sur español y en Castilla.
Sevilla, Córdoba o Málaga se llenan cada año de feligreses y curiosos que asisten a las recreaciones de pasajes de la Pasión y la Muerte de Cristo.
Frente al color, el fervor, la devoción y el sentimiento de Andalucía, el rigor y la austeridad marcan las celebraciones en la región de Castilla y León, donde ciudades como Zamora y Valladolid se caracterizan por la sobriedad de sus procesiones y por la riqueza de las imágenes talladas por grandes maestros.
Este año, las celebraciones están marcadas también por los recortes impuestos en los presupuestos por la crisis que vive España.
La mala coyuntura económica ha provocado que en localidades como La Línea, en la provincia de Cádiz, no haya servicio policial (hay numerosas bajas médicas producidas, según el Ayuntamiento, por una protesta por las siete nóminas que les adeudan) para garantizar la seguridad en las calles mientras salen las procesiones.
La media de ocupación hotelera es de un 61,4 por ciento, una previsión moderada, sujeta al riesgo de lluvia y muy por debajo del 75 por ciento del año anterior.
Pero pese a la lluvia y la crisis, la pequeña localidad de Lorca (en Murcia, en el este español) se vuelca un año más en la preparación de la Semana Santa, once meses después de los terremotos que la devastaron.
La población se concentra estos días en su principal manifestación cultural, que tras la catástrofe mantiene su esplendor pese a los daños que los seísmos causaron en el patrimonio de las cofradías.
Durante los últimos meses miles de cofrades han trabajado en una ciudad sin iglesias, y con grandes dificultades técnicas, para conseguir que la celebración de interés turístico internacional este presente de nuevo en sus calles, y la población vive los desfiles bíblico-pasionales como una emocionante tregua en la tragedia.
Junto a las tradiciones, la gastronomía acompaña la Semana Santa española con la degustación de dulces típicos como las torrijas (elaboradas con pan, leche, azúcar y canela) o las monas de Pascua (a base de chocolate).
La importancia que los españoles dan a estas fechas queda reflejada en los ocho millones de desplazamientos en coche que la Dirección General de Tráfico (DGT) espera esta semana.
Por Belén Anca López
Miembros del Paso Encarnado preparan hoy los tronos en el interior de la carpa situada junto a la iglesia de San Cristóbal, cerrada por los graves daños que sufrió durante los terremotos del pasado 11 de mayo, desde la que saldrán para los desfiles procesionales en la primera Semana Santa lorquina tras los seísmos, en la que todavía la mayor parte de las iglesias están cerradas por obras. EFE
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