VILLA GONZALEZ.- Los productores de tabaco, en todo el mundo, están pasando por una terrible experiencia: su futuro y el de sus familias se encuentra peligrosamente amenazado por un pequeño grupo de burócratas sentados en climatizadas oficinas en Ginebra.
Un pequeño grupo de personas desconectadas por completo de la realidad y totalmente insensibles a los efectos muy concretos de sus decisiones redactaron una serie de propuestas que, en mayor o menor grado, sancionan funcionarios sanitarios de un pequeño grupo de gobiernos y que luego fueron distribuidas a los miembros del Grupo de Trabajo encargado de los Artículos 17 (alternativas al cultivo de tabaco) y 18 (impacto ambiental del cultivo de tabaco) del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco (CMCT).
La mayoría de las propuestas se fundamentan en la estúpida idea de que el consumo podría reducirse si se reduce la producción de tabaco. Puesto que algunos de los mayores exportadores de tabaco del mundo no han ratificado el CMCT, la reducción de producción en algunos países significará simplemente que otros países aumentarán la propia y ni un solo fumador se verá afectado por esta medida.
Sin embargo, millones de familias productoras verán su negocio o trabajo y sus vidas arruinados por estas medidas. Algunos gobiernos fueron capaces de ver claramente esta realidad y prever sus consecuencias, y expresaron sus preocupaciones acerca de ellas.
Sila Secretaría del CMCT hubiera buscado opinión médica acerca de su autismo, habría descubierto que el mejor medicamento es escuchar a las personas expertas en las materias sometidas a su decisión. De hecho, incluso los documentos de la OMS reconocen que “… los productores de tabaco deben participar en las definiciones de políticas y su implementación. Y también reconocen que la búsqueda de alternativas al tabaco: necesitará de investigación de largo plazo para determinar su viabilidad agrícola y económica; Dicha investigación requerirá pruebas de campo y las pruebas de campo sólo pueden realizarse en zonas productoras de tabaco, requiriéndose por esta razón la cooperación de los productores de tabaco.
La Secretaría del CMCT está redescubriendo la rueda. Los productores de tabaco han sabido esto por décadas, puesto que no les satisface depender de un solo cultivo y han investigado cultivos alternativos y, principalmente, cultivos complementarios que pueden compatibilizarse con el tabaco, por cuanto es casi imposible encontrar cultivos alternativos.
Entendemos que los expertos sanitarios no pueden tener una visión clara o siquiera borrosa de lo que implica encontrar cultivos, distintos al tabaco, que puedan asegurar el sustento de las familias de los productores de tabaco.
No es una casualidad que más de 30 millones de productores sigan produciendo un cultivo que es difícil, demandante y riesgoso.
Tampoco es una casualidad que el CMCT no haya generado, en todos estos años, ni un solo estudio que demuestre la posibilidad de reemplazar el tabaco en ninguno de los principales países o regiones productores por un cultivo que pueda sostener el mismo nivel de empleo o ingreso.
Los productores de tabaco y sus asociaciones gremiales cuentan, por lejos, con la más amplia y en muchos casos, única experiencia acerca de qué cultivos tienen éxito y cuáles no en los suelos y con las dimensiones de las producciones de tabaco.
Las asociaciones de productores de tabaco han venido ofreciendo por años, e infructuosamente, su cooperación a los expertos sanitarios de la OMS respecto de las complejidades que informan la economía del cultivo de tabaco. Desafortunadamente, estos ofrecimientos no han recibido jamás una aceptación, o siquiera una respuesta, y, en consecuencia, los informes de la OMS están llenos de propuestas completamente absurdas acerca de cultivos que podrían, rentablemente, reemplazar al tabaco.
También hacen referencia a cultivos que sin duda podrían ser más rentables que el tabaco, pero cuya demanda mundial podría ser satisfecha por la oferta de una pequeña parte de los productores de tabaco de países tales como Zimbawe o Indonesia, o de una parte aún más ínfima de los productores de Brasil o India.
El peligro que encierran las propuestas del CMCT es muy real. Si éstas fueran adoptadas por la Quinta Conferencia de las Partes (CP5) del CMCT el próximo noviembre, en Seúl, tarde o temprano llegarán a convertirse en ley en los más de 170 países que han ratificado el CMCT.
De hecho, los gobiernos de India y Brasil ya están adoptando medidas que podrían reducir su producción de tabaco o que discriminan contra los productores de tabaco en lo que respecta al acceso a líneas de crédito subsidiadas, invocando para ello las propuestas del CMCT.
Los productores de tabaco no se darán por vencidos. Continuaremos solicitando que se nos escuche en materias que dominamos mejor que nadie. No aceptaremos que se nos discrimine respecto de productores de otros cultivos. Defenderemos nuestro derecho a elegir el cultivo que mejor pueda sustentar nuestros negocios familiares y las economías de nuestros países.
Los productores defenderán sus fincas, negocios, medios de vida y finamente sus familias.
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