La cuenta atrás para frenar el cambio climático y la amenaza que representa empezó este lunes en Doha, donde se reunieron más de 190 países en la gran conferencia anual que habrá de decidir el futuro del Protocolo de Kioto y esbozar las bases de un acuerdo previsto en 2015, con la posible participación de todos los grandes Estados contaminadores.
La concentración sin precedentes de gases con efecto de invernadero (GEI) en la atmósfera y el riesgo de un calentamiento de 4º C hacia 2060 han llevado a que se produjeran llamados de alerta en vísperas de la conferencia de la ONU organizada por Catar, campeón mundial de las emisiones de GEI por habitante.
"La conferencia de Doha presenta un desafío único: mirar hacia el presente y el futuro", declaró la responsable de la ONU para el Clima, Christiana Figueres, en su discurso de apertura.
"Cada vez nos queda menos tiempo", estimó Figueres, para quien urge "aumentar el nivel de ambición en forma urgente", es decir, que los países asuman compromisos más fuertes en materia de reducción de GEI, explicó.
Por el momento, las iniciativas adoptadas por los diversos países para reducir sus GEI están lejos de permitir contener el calentamiento a +2º C, el objetivo de la comunidad internacional y límite más allá del cual el sistema climático podría dispararse, con efectos incontrolables.
"El futuro es el marco que se impondrá a todos, con equidad y en conformidad con lo que requiere la ciencia", añadió.
Figueres se refería al acuerdo mundial, previsto en 2015 y que debe entrar en vigor en 2020, que comprometerá a todos los países, incluyendo a China, el mayor contaminador del mundo, repartiendo entre ellos los esfuerzos para limitar el calentamiento.
Estados Unidos insiste para que se trate a China como un país industrializado y no como un país en desarrollo, al que se le exige menos en materia de lucha contra el recalentamiento del planeta.
En Doha se esbozarán las bases de ese acuerdo.
"Se trata de una conferencia de una importancia vital", declaró por su parte su presidente, el viceprimer ministro catarí Abdula Al Atiya.
"Debemos trabajar seriamente durante las dos próximas semanas" (...), mostrar flexibilidad y no perder el tiempo con cuestiones marginales (...) para lograr un acuerdo sobre el acto II del Protocolo de Kioto", agregó.
Hacia un nuevo acuerdo
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La firma de un segundo período de compromiso de Kioto, después de la expiración del primero, a fines de 2012, será uno de los grandes temas, aunque tendrá un alcance simbólico.
Su principio fue decidido en Durban (Sudáfrica), a fines de 2011.
En Doha, los países deberán ponerse de acuerdo sobre la duración de Kioto 2 y sus objetivos de reducción de GEI.
Pero Kioto 2 podría limitarse al 15% de las emisiones de GEI mundiales -las de la Unión Europea y de Australia-, ya que Canadá, Rusia y Japón no quieren participar y Estados Unidos jamás ratificó el tratado.
La Unión Europea afirma que prevé reducir sus emisiones de GEI un 20% en 2020, con respecto a 1990. "Estamos dispuestos a aumentar ese objetivo a 30%, si las grandes economías hacen un esfuerzo", declaró el negociador jefe de la UE", Artur Runge-Metzger.
La cuestión de la ayuda a los países más vulnerables también ocupará una parte de los debates.
En Copenhague, a fines de 2009, la comunidad internacional decidió desbloquear 100.000 millones de dólares por año hasta 2020, administrados por un Fondo Verde, así como una ayuda urgente de 30.000 millones de dólares entre 2010 y 2012.
"Dentro de un mes, la ayuda urgente se terminará y el Fondo Verde sigue vacío", se lamentó la organización no gubernamental Oxfam.
La conferencia continuará hasta el 7 de diciembre.
Doha acoge desde este lunes la 18ª Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático, mientras los ecologistas se plantean si el pequeño emirato tiene la fuerza diplomática y la voluntad política para jugar un papel positivo en la reunión.
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