AFP En Virginia, centenares de electores desafiaban el frío el martes para elegir al próximo presidente de Estados Unidos. Cerca de Nueva York, ignoraban los efectos del paso del huracán Sandy. Cerca de Chicago, una joven optó por votar con contracciones de parto.
En la estación de bomberos y en la entrada del ayuntamiento de Alexandria (Virginia, este), transformados en centros electorales, todos los votantes coincidían con Kurt, un militar en uniforme: "Esta va a ser una elección muy ajustada".
Voluntarios y policías municipales se dedicaban en la estación de ladrillos rojos a ayudar a los votantes, que sufrieron un frío cruel mientras esperaban a la intemperie.
"¡Las filas de votación sobre las flechas rojas! ¡Tomen sus boletas y caminen sobre las flechas rojas!", repetía Amanda, policía municipal, a cada elector que esperaba pacientemente su turno para llegar a la máquina de votar.
En el exterior, decenas de pancartas plantadas sobre el césped hacen propaganda de las diversas candidaturas, a los cargos municipales o del Senado. "¡Todo el mundo está entusiasta, independientemente de a qué bando pertenezca!, asegura Caitrin McCarron, que milita por el Partido Republicano.
En el ayuntamiento de la ciudad, el rojo del cielo del amanecer se ha esfumado. Bernard McConnon, que posee su propia empresa, acaba de votar por el republicano Mitt Romney: "Lo que me preocupa es el gasto público descontrolado", dice.
Tristan Wright, de 36 años, consejero en un banco, acaba de "dar ocho años a Barack" Obama, señala, "aunque no lo haya hecho perfecto".
En los ciudadanos sentían el peso que tendrá su voto, pues el resultado de ese estado del norte será definitorio.
Dave Rossi, un residente republicano, dijo que había logrado esquivar la avalancha de llamadas de las encuestadoras y grupos políticos que han acosado a la mayoría de los electores porque su teléfono móvil no figura en la guía.
No obstante, recibió el mensaje de que su voto importa.
"Sentí dentro mío que necesitaba votar más de lo que nunca lo había sentido", dijo después de sufragar por Romney.
"Puede sonar un poco fuera de moda pero me gusta votar el día de las elecciones. Me gusta ir temprano.
Quiero asegurarme de que mi voto llegue", dijo por su parte Reggie Young mientras entraba a un centro de votación en el barrio de University Heights.
"Quien gane Ohio entra a la Casa Blanca, así que es muy importante para mí votar", explicó Young, quien optó por Obama.
En Hoboken, en el estado de Nueva Jersey (noreste), duramente golpeado por el huracán Sandy hace una semana, las colas se extendían y las quejas también.
"Es inaceptable, estamos desde las 06H00", suelta cuando abren con 40 minutos de retraso su centro de votación Adora Agim, una ingeniera de 38 años oriunda de Nigeria, que se apresta a elegir a Obama y que insiste en la importancia de votar: "Yo vivía en un país donde sus votos no cuentan".
John Margolis, un banquero de 46 años que vota a Romney, descubrió que la máquina electrónica que debía utilizar no funciona, por lo que decide volver más tarde.
"Estoy 100% con Romney. O mejor dicho, lo estaba hasta la semana pasada", aclara. Pero quedó muy impresionado por la respuesta del gobierno de Obama a la tormenta Sandy.
En un centro electoral instalado en el auditorio de Miami-Dade, sur de Florida, otro estado clave, la inmensa mayoría de los cientos de votantes que hacían largas filas eran de origen cubano.
Aquellos que llegaron en la década de 1960 coincidían en votar por Romney "porque necesitamos alguien que sepa de negocios, que reactive esta economía", dijo a la AFP Ulises Calzadilla, jubilado de 75 años.
Quienes tienen menos de 15 años viviendo en Estados Unidos, son más abiertos a las propuestas demócratas, como Estrella del Sol, una cubana de 52 años que votó por primera vez en su país de adopción.
"Vine a votar por Obama porque creo que es el candidato que mantendrá y peleará por las medidas sociales que nos convienen a la mayoría, la educación, el medicare", dijo.
En Los Angeles, una banda de mariachis recorrió las calles del distrito hispano de Sun Valley, para instar a los vecinos a votar.
Edna Hernández, de 23 años, despertó con la serenata y acompañó la procesión de mariachis junto a un puñado de activistas que abogan por el "voto latino".
Dijo a la AFP que había votado por Obama "por el apoyo que le dio a los 'dreamers'", en alusión a una orden presidencial que suspendió temporalmente las deportaciones de los estudiantes sin papeles y les otorgó permisos de trabajo.
Cerca de Chicago, en Dalton (Illinois, norte), nada habría podido impedir que Galicia Malone, de 21 años, ejerciera su voto, ni siquiera el nacimiento de su primer bebé.
La joven sintió sus primeras contracciones durante la noche, y se aceleraron en la madrugada.
"Nunca he votado en mi vida", contó la mujer a la radio WBBM, "quería que mi hija se inspirara", agregó. Entrando al centro electoral, "yo solo pensé: 'Lee (la boleta) y respira, lee la boleta y respira...'".
"Esto va a estar ajustado, es importante estar aquí": Robert Burgess, 53 años, se mueve para luchar contra el frío como los otros 200 electores llegados a Alexandria, Virginia (este), desde las 06H00 de la mañana para elegir al próximo presidente estadounidense.
Sondeo de intención de voto de los hispanos en las elecciones en Estados Unidos
"Esto va a estar ajustado, es importante estar aquí": Robert Burgess, 53 años, se mueve para luchar contra el frío como los otros 200 electores llegados a Alexandria, Virginia (este), desde las 06H00 de la mañana para elegir al próximo presidente estadounidense.
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