PORT SAID/EL CAIRO (Reuters) - Al menos 22 personas murieron el sábado en Egipto en episodios de violencia protagonizados por unos manifestantes enfurecidos contra la sentencia a muerte a 21 personas por una tragedia en un estadio de fútbol, en medio de una ola de disturbios sangrientos que suponen un reto para los nuevos gobernantes islamistas del país.
Para intentar contener la violencia, fueron desplegados vehículos para el transporte de tropas del Ejército y policía militar en la población mediterránea de Port Said el sábado.
La agencia de noticias estatal citó a un general diciendo que el Ejército fue enviado "para establecer la calma y estabilidad en Port Said y proteger las instituciones públicas".
Con los últimos datos, ya serían 31 los muertos en tres días de violencia en el país.
Cientos de personas han resultado heridos en enfrentamientos con la policía, que ha lanzado gases lacrimógenos a los manifestantes, armados con piedras y algunos cócteles molotov.
Los disturbios comenzaron en manifestaciones para conmemorar el segundo aniversario de la caída de Hosni Mubarak, ya que los participantes creen que el actual presidente, Mohamed Mursi, y sus aliados islamistas han traicionado la revolución.
El cisma está entorpeciendo los esfuerzos de Mursi, elegido en junio, por recuperar una economía en crisis y revertir el desplome de la moneda egipcia. La polarización y la falta de seguridad que asuela Egipto pone en entredicho las elecciones parlamentarias que tienen previsto celebrarse en abril.
Los opositores a Mursi dicen que no ha conseguido cumplir las promesas económicas o ser el presidente de todos los egipcios.
Sus partidarios dicen que sus críticos no respetan la democracia que ha dado a Egipto su primer líder elegido libremente.
Nueve personas murieron el viernes, según medios, por la violencia, la mayoría en la ciudad portuaria de Suez, donde el Ejército también ha sido desplegado.
La violencia del sábado en Port Said surgió cuando un tribunal sentenció a 21 hombres, la mayoría de la ciudad, a muerte por su implicación en la tragedia de un estadio de fútbol de la población, donde murieron 74 personas el 1 de febrero de 2012.
La televisión estatal dijo que 22 personas habían muerto en Port Said y más de 200 resultaron heridas, mientras que fuentes de seguridad dijeron que al menos dos de los muertos eran policías.
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