RAWALPINDI, Pakistán (Reuters) - Un tribunal pakistaní condenó a muerte el sábado al asesino del gobernador de la provincia más grande de Pakistán, quien fue atacado por exhortar a una reforma de la ley antiblasfemia, dijeron un abogado defensor y medios estatales.
Mumtaz Qadri era guardaespaldas del gobernador de la provincia de Punjab, Salman Taseer, y lo asesinó a tiros el 4 de enero en la capital pakistaní, Islamabad.
Taseer era un abierto crítico de las leyes antiblasfemia mayormente musulmanas de Pakistán, y Qadri es visto como un héroe por muchas personas que pensaban que el propio gobernador era un blasfemo al pedir una reforma de las normativas.
Qadri había dicho que estaba aplicando la ley divina al asesinar a un blasfemo.
El asesinato puso de relieve una creciente brecha entre los conservadores y los elementos más liberales en la sociedad.
Partidarios de Qadri salieron a las calles para denunciar la condena poco después de que ésta fuera dictada tras una audiencia en la cárcel donde se encuentra detenido en la ciudad de Rawalpindi.
"Al castigar a un Mumtaz Qadri, ¡se producen miles de Mumtaz Qadris!", gritó un hombre con un megáfono fuera de la cárcel.
El tribunal dictó dos condenas a muerte por asesinato y terrorismo a Qadri, que tiene siete días para presentar una apelación, informó la televisión estatal.
No se permitió la entrada a la audiencia a periodistas y otros miembros del público y no se sabía si Qadri asistió.
Los mandatos de la ley de blasfemia de Pakistán son a pena de muerte y se utilizan con frecuencia en las áreas rurales pobres para saldar cuentas personales.
Taseer había defendido la causa de una mujer cristiana condenada a muerte en un caso de blasfemia, que surgió de una disputa. El gobernador había dicho que la ley se aplicaba de manera abusiva y debía ser reformada.
Varios cientos de partidarios de Qadri bloquearon un camino fuera de la cárcel después de que la sentencia fue dictada y corearon consignas. Algunos recitaron versos del Corán, mientras que miembros de línea dura del grupo religioso suní Tehreek portaban banderas verdes y amarillas de su partido.
Un partidario de Qadri, secándose lágrimas de su rostro, dijo: "No aceptamos esto. Nosotros no aceptamos esto".
Policías fueron desplegados en la puerta de la cárcel para evitar cualquier ingreso después que Qadri fue condenado.
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