AFP De día y noche, cientos de miles de venezolanos desfilaron sin parar durante nueve días ante el féretro con los restos del presidente Hugo Chávez: "Hoy es el último día aquí. No vine a despedirme, vine a jurarle lealtad", dijo a la AFP Félix Rodríguez, en la capilla ardiente en la Academia Militar.
De traje verde olivo, cruzado con una cinta de la bandera de Venezuela, con el collar de Bolívar y su emblemática boina roja, Chávez, quien murió el 5 de marzo de cáncer, permanece en el ataúd de madera en el salón de honor, expuesto a través del cristal hasta la mitad del cuerpo, constató una periodista de la AFP.
"Lo vi lindo, como siempre, aunque está un poquito hinchado. Vine aquí así, en muletas, porque debo despedir a mi Comandante.
Él nos puso en el camino para que despertáramos. Los pobres, que estábamos olvidados, nacimos con él", describió por su parte Yosmir Romero, de 42 años, quien perdió una pierna en un accidente.
Ni Yosmir ni nadie allí, en las afueras de la Academia Militar, viste de luto.
Todos van del rojo emblemático del chavismo. El goteo de gente ha sido continuo y un ambiente de fiesta revolucionaria se vive en el lugar. Los opositores, que lo tachaban de caudillo populista, han visto de lejos esto con discreción.
Los restos permanecerán hasta la madrugada de este jueves en capilla ardiente y el viernes serán llevados en cortejo fúnebre, masivo y por las grandes avenidas de Caracas, al Museo de la Revolución, antiguo cuartel desde donde lanzó el 4 de febrero de 1992 el fallido golpe de Estado que siete años después lo catapultó al poder.
Encabezará el cortejo, junto con el mandatario boliviano Evo Morales -según lo previsto-, el presidente encargado Nicolás Maduro, a quien Chávez designó su heredero político y candidato oficialista tres meses antes de morir, y ya está en plena campaña política contra el opositor Henrique Capriles.
En el Cuartel de la Montaña, ubicado en el barrio 23 de enero, bastión del chavismo, permanecerán el féretro mientras las autoridades deciden si es llevado al Panteón Nacional, donde está el sarcófago con los restos de liberador Simón Bolívar.
"Vengo a dar el último adiós a mi presidente. Él me dio una casa, a mis hijas una computadora y el estudio.
Ahora vamos a acompañar a Maduro, porque así lo ordenó mi Comandante", dijo Dayana Navarro, de 35 años, venida del estado de Zulia (occidente), en la fila a poco de entrar al salón con una pancarta roja que en letras blancas decía: "Ahora más que nunca con Chávez".
Flanqueado por una guardia de honor, con la réplica de la espada de oro de Bolívar a los pie, una foto de un Chávez sonriente detrás, una cruz dorada, coronas de flores, cubierto de la bandera venezolana, el féretro ha sido por más de una semana el epicentro de este país.
Más de 30 jefes de Estado y de Gobierno le rindieron honores en el funeral de Estado el pasado viernes, y Maduro juró allí simbólicamente su cargo y encabezó consejos de ministros.
"Los escuálidos (como llamaba a los opositores Chávez) dicen que nos pagaron para estar aquí. Eso es mentira. No importan las horas, no importan los días, estoy aquí para verlo.
Mañana voy con él hasta el cuartel", dijo Yoelis Torres, de 40 años, quien llegó desde Puerto Ordaz (sureste).
Al son de las arpas sus seguidores le dieron serenatas de música tradicional de los Llanos (donde nació Chávez), le recitaron coplas y poemas. Lloraron, cantaron, se persignaron y le hicieron saludos militares.
El luto, la fiesta y la campaña electoral se funden en las calles, paseos y explanadas que rodean la Academia Militar, donde bullen las ventas de fotos, llaveros, camisetas y brazaletes con las frases y rostros del presidente muerto.
"Chávez vive, la lucha sigue", "Chávez te lo juro, mi voto es pa' Maduro", "Chávez no murió, se multiplicó", corean los seguidores desde las filas de cuando en cuando.
Las filas nunca amainaron en todo este tiempo. Cuando fue llevado, al día siguiente de su muerte en cortejo fúnebre acompañado de una marea humana teñida de rojo, la ansiedad se apoderó de la gente.
Muchos se agolparon y hasta hubo desmayados en los primeros días cerca de la entrada del majestuoso edificio de la Academia Militar, temiendo que no alcanzara el tiempo de poder verlo.
El gobierno decidió extender la permanencia en capilla ardiente, que concluía inicialmente el 8 de marzo, y el duelo hasta este viernes.
Pese a que Maduro había asegurado que el cuerpo sería embalsamado, como Lenin y Mao, el miércoles admitió que será "bastante difícil", porque los procedimientos debieron haber empezado antes.
"No importa si lo embalsaman o no.
Es un líder no solo de los venezolanos, sino de toda Latinoamérica. No ha muerto. Antes había un solo Chávez, ahora hay millones", dijo a la AFP en voz baja Félix Rodríguez, constructor de 42 años, en la fila, segundos antes de pasar ante el féretro.
De día y noche, cientos de miles de venezolanos desfilaron sin parar durante nueve días ante el féretro con los restos del presidente Hugo Chávez: "Hoy es el último día aquí.
No vine a despedirme, vine a jurarle lealtad", dijo a la AFP Félix Rodríguez, en la capilla ardiente en la Academia Militar.
Los restos permanecerán hasta la madrugada de este jueves en capilla ardiente y el viernes serán llevados en cortejo fúnebre, masivo y por las grandes avenidas de Caracas, al Museo de la Revolución, antiguo cuartel desde donde lanzó el 4 de febrero de 1992 el fallido golpe de Estado que siete años después lo catapultó al poder.
Las filas nunca amainaron en todo este tiempo.
Cuando fue llevado, al día siguiente de su muerte en cortejo fúnebre acompañado de una marea humana teñida de rojo, la ansiedad se apoderó de la gente.
Recorrido en Caracas del cuerpo de Hugo Chávez hasta el Museo Histórico Militar (90 x 84 mm)
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